lunes, 28 de marzo de 2016

Los nuevos jefes en MIllenialls

El prototipo de jefe autoritario, inflexible y gruñón se cae a pique: la llegada de los millennials a puestos de liderazgo impone un nuevo paradigma en las relaciones laborales. Estos jóvenes, nacidos entre 1981 y 2000, son empáticos, forjan vínculos con sus colaboradores que van más allá de lo laboral y promueven la flexibilidad horaria.
Si antes era raro que un jefe incentivara a un colaborador a quedarse en su casa o que compartieran una cerveza sin mencionar temas laborales, hoy es algo corriente. Es que muchos de los millennials más viejos –aquellos que acaban de pasar la barrera de los 30 o que están a punto de hacerlo– ya ejercen roles directivos y llevan a la práctica los valores que defendían como empleados.
La tendencia se da con fuerza en empresas vinculadas con la tecnología, aunque alcanza a todos los sectores. Los fundadores de Tienda Nube, una plataforma que ofrece soluciones de e-commerce,  son un claro ejemplo. Los cinco tienen menos de 30 años y fomentan como esquema de trabajo lo que en otras compañías se ofrece como beneficio: no cumplen horarios fijos y el teletrabajo queda a elección de cada empleado. “Todo el mundo puede trabajar desde la casa cuando quiera y cada uno elige a qué hora ingresar, en general entran a eso de las 9, pero no está estructurado”, señala José Abuchaem, uno de los fundadores y director del departamento de Marketing. Y aclara que los 65 empleados de la compañía son millennials.
Es probable que los jefes baby boomers –aquellos que hoy tienen entre 50 y 60 años– afirmen que un modelo de trabajo sin rigideces de ningún tipo es un “viva la pepa” que lleva a mal puerto, pero en Tienda Nube los números indican lo contrario. La clave, según explica Abuchaem está en “confiar en la capacidad del otro, asumir que puede y va a cumplir con lo pautado; por eso trabajamos con objetivos a los que hay que llegar y cada uno maneja su tiempo como quiere para poder alcanzarlos”.
El 46% del personal administrativo de Unilever es millennial, mientras que el resto pertenece a la generación X o a los baby boomers. Los más jóvenes de la compañía ya desempeñan roles directivos y se advierten diferencias con sus predecesores. “Tenemos políticas de flexibilidad para balancear la vida personal y laboral, a los baby boomers les cuesta un poco implementarlas, en cambio los millennials tienen bien incorporado el homme office y ese tipo de flexibilidades”, señala Laura Massolo, gerente de Recursos Humanos para Marketing de Unilever.
Otro punto en común que tienen los jóvenes líderes es personalizar los vínculos con sus colaboradores. “Su estilo de gestión es customizado, o sea que ejercen un liderazgo situacional en el que tratan de entender a la persona que tienen a cargo con más profundidad, se preocupan por su vida personal, se adaptan a lo que necesita, buscan cómo motivarla, etc.”, añade Massolo.
El jefe que vive en una especie de mundo paralelo, encerrado en su oficina, tampoco va más. Los jóvenes millennials ni siquiera compran ese modelo en el que una o dos veces por año, el jefe se saca el traje y se pone las zapatillas para convertirse en amigo por un día y comer un asado o jugar un picadito en el “outoor training” o el “family day”; los líderes de la nueva generación comparten con sus colaboradores tiempo genuino fuera de la oficina, “somos amigos y salimos bastante seguido”, cuenta Abuchaem. Eso no significa que los roles se desdibujen: “Una cosa es la buena onda y otra laburar en forma eficiente. Por suerte, los objetivos son claros para todos, así que es fácil darse cuenta cuando no se cumplen”, agrega.
Y en ese punto, así como hay diferentes tipos de jefe, también existen distintos estilos de empleado: algunos son hijos del rigor y sólo pueden trabajar bajo el sistema clásico. “Hay gente que se distrae en la casa o que no puede cumplir un objetivo sin un formato rígido que la organice”, explica Abuchaem.
En Recursos Humanos es común designar a estos nuevos líderes como “GeFes” (gestores de felicidad), ya que dicen que su principal función es ayudar a los empleados de la compañía a lograr la autorealización laboral. “Quizás hablar de felicidad es grandilocuente, pero la idea es entender el perfil de la persona para saber qué le gusta y lograr que saque lo mejor de sí”, indica Massolo.
Es que durante siglos, los trabajadores tuvieron que luchar por derechos que hoy son básicos, como las vacaciones, mientras que los millennials reclaman ser felices también en la oficina; la revolución ya está en marcha. CAMILA POZZI FOTO ORTIZ GUSTAVO 10-03-16

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